Aporte Adolfo de Jesús Neira Roa
1.A veces me pregunto cómo es posible que dos países vecinos con la misma cultura y recursos tengan destinos tan distintos. Al final la diferencia no está en la tierra ni en la gente, sino en las instituciones. Cuando las instituciones no protegen a todos sino solo a unos pocos, el país entero se estanca y se apaga.
2.El verdadero fracaso de un país ocurre cuando la mayoría siente que por más que se esfuerce nunca podrá progresar. Si el trabajo duro no se recompensa y el mérito no se reconoce la esperanza se marchita y la sociedad se resigna a la mediocridad.
3.He visto cómo el poder concentrado en manos de unos pocos termina por asfixiar la creatividad y el talento de muchos. Cuando una élite se adueña de las decisiones y de los recursos el país pierde su capacidad de renovarse y de soñar en grande.
4.No es el clima ni la geografía lo que condena a un país al fracaso. Son las instituciones extractivas esas que solo buscan extraer riqueza para unos pocos y dejan a la mayoría fuera del juego las que perpetúan la pobreza y el resentimiento.
5.El miedo al cambio y la defensa ciega del status quo son enemigos silenciosos del progreso. Cuando una sociedad teme a la innovación y castiga el éxito se condena a vivir del recuerdo de un pasado que ya no volverá.
6.La ausencia de un Estado fuerte y justo, capaz de imponer la ley y proteger los derechos de todos convierte a un país en tierra de nadie. Sin orden ni confianza la vida se vuelve una lucha constante por sobrevivir y el desarrollo se vuelve imposible.
7.Cuando la política se reduce a gestos simbólicos y no a resultados concretos, el país se divide y se debilita. No basta con buenas intenciones; lo que cuenta es la capacidad de construir consensos y de ejecutar cambios reales.
8.Un país fracasa cuando la ciudadanía pierde la capacidad de exigir cuentas y de participar en las decisiones. Sin una sociedad activa y vigilante las instituciones se corrompen y el poder se vuelve opaco e irresponsable.
9.He aprendido que el desarrollo sostenible solo es posible cuando las instituciones son inclusivas cuando todos sienten que pueden aportar y beneficiarse del crecimiento colectivo. Sin inclusión cualquier avance es frágil y reversible.
10.Al final, la historia de los países que fracasan es la historia de oportunidades perdidas. Oportunidades de crear instituciones justasde apostar por la educación de abrirse al mundo y de confiar en el talento de su gente. Cuando esas oportunidades se dejan pasar el precio lo paga toda la nación.
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